Un
OGM u organismo genéticamente modificado se puede definir como un organismo cuyo material genético o ADN ha
sido modificado mediante el empleo de la ingeniería genética para transferir
uno o varios genes o cambiar la función de uno propio ( de un organismo a otro, inclusive de
diferente especie) para que adquiera características que no posee por si mismo. De este modo una
planta GM o planta transgénica tiene características como: mayor resistencia a
las plagas, retardo en el proceso de maduración de sus frutos, fortaleza ante
sequias, etc.
El fin
principal de las grandes empresas biotecnológicas son las ganancias muy por
encima de la salud, el hambre o el medio
ambiente. Para aumentar su rentabilidad, sus estrategias están dirigidas a
lograr cada vez más control sobre los mercados, los consumidores y los
productores. Un complemento para ellos, además de las estrategias tecnológicas
y de mercado, son las patentes.
Si
bien han sido desarrollados con el fin de darle solución a la demanda
alimentaria de la población mundial
teniendo en cuenta su crecimiento exponencial, está más enfocada a la
superproducción para la generación de riqueza de los poseedores de la
tecnología y las patentes de las semillas. Esto agudiza aun más el problema del
hambre puesto que ensancha la brecha de los sectores sociales.
Aunque
no se ha demostrado científicamente que son perjudiciales para la salud humana,
los cultivos transgénicos podrían representar riesgos a largo plazo. Es
necesario que se haga un seguimiento serio a estos alimentos, por lo cual el
marcado para su diferenciación como alimentos transgénicos debería ser
obligatorio en cualquier país en donde se produzcan y/o comercialicen, de este
modo se puede llevar un control riguroso sobre la probabilidad de incidencia
que tiene sobre la salud humana.
La
solución al hambre mundial no es cosa simple. La raíz del problema está en las
causas de la pobreza, los cultivos GM podrían muy bien resolver el problema del
hambre a nivel mundial si se le diera el mismo poder de acceso a los habitantes
para alimentarse, cosa que tampoco es simple,
pero aun así no resolvería la causa del hambre, la pobreza. En todo caso consideramos entonces que el
objetivo de los transgénicos en pro de erradicar el hambre sería realmente
viable si el poder de las patentes y tecnología
la adquieran los Estados y no a las empresas privadas. Tal afirmación se
puede argumentar en los siguientes dos puntos:
·
El Estado somos todos, si la
patente de las semillas o cultivos le pertenece al Estado entonces nos
pertenece a todos, además es mas fácil así asegurar que el acceso a la comida
no sea para unos cuantos sino para la totalidad de la población. (quien
controla las semillas, controla la comida).
·
El Estado como ente
regulador no permitiría que se
monopolizaran las patentes.
Antes
de considerar los cultivos transgénicos como viables se debe garantizar la
seguridad de la biodiversidad, esto requiere que se encaucen los esfuerzos y
las investigaciones hacia la repercusión que tienen estos en las cadenas
tróficas y en los ecosistemas para poder desarrollar estrategias, técnicas y
tecnologías que permitan protegerlos.
Respecto
a la pérdida de biodiversidad se considera que la responsabilidad de que el ADN
de las plantas modificadas se cruce con el de las plantas naturales es
netamente de la empresa que produce las semillas GM y sus investigaciones
deberían también estar dirigidas a desarrollar estrategias para la preservación
de las especies que se ven involucradas (plagas y especies que se alimentan de
estas).
En
tanto no se tengan argumentos científicos de peso para demostrar sus efectos
negativos a nivel humano y medioambiental, los cultivos transgénicos seguirán
siendo la mejor opción de producción de alimentos. El debate sería más
constructivo si realmente se invierte en investigación de sus efectos adversos.